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Los piececitos de l@s bebés necesitan movilidad, comodidad, buena traspiración y mucha suavidad.
Se mueven hacia todos los lados desarrollándose en forma y consistencia para poder mantener el equilibrio y el peso a la hora de ponerse de pie. Hay un precioso momento en el que descubren que tienen pies, que son suyos, que los pueden chupar y morder, ¡que los sienten! Y que además se mueven entreteniendo su mirada y proporcionando juego y disfrute.
Las zapatelas, nuestros patucos de tela de algodón, son divertidos en color y cómodos en forma. Son blanditos permitiendo la movilidad del pie y sus atractivos colores hacen que el pie vestido continúe siendo un juguete que pueden asir y chupar para reconocer.
Su elaboración es completamente artesanal, se hacen uno a uno cosiendo todas sus piezas. Todo el material que se usa para su elaboración es algodón 100%. Solo una pequeñita pieza de velcro en el o los extremos (depende del modelo) supone un material diferente.
Las telas, con los estampados más preciosos, son en muchas ocasiones las mismas con las que elaboramos las piezas de ropa, haciendo conjunto para cuando hay que vestirse en los momentos más especiales.
Estos patucos se confeccionan en nuestro taller de inserción en Madrid, siendo así un producto sostenible y de proximidad. Siendo también un producto que proporciona un trabajo a una persona con un alto nivel de vulnerabilidad.
Hemos diseñado diferentes tipos de patucos teniendo en cuenta las diferentes estaciones del año.
Nuestras zapatelas más emblemáticas: las Merceditas, son adecuadas para otoño, primavera y verano. En otoño con unos leotardos y en primavera y verano sin nada cumplen perfectamente su función de patuco divertido y elegante. En verano los cambios de temperatura entre una franja horaria u otra o los espacios refrigerados hacen necesario tener a mano un par de patucos.
En esta línea tenemos las zapatelas botita verano, también del mismo material y elaboradas con la misma técnica. Mas propias para un clima un poco fresquito como puede ser el norte en verano, cubre más cantidad de pie y cierran con doble velcro.
Para los meses más fríos tenemos unos patucos con forma de botita, con cordones, que están confeccionados con tejidos polares o chándal forrado con felpa que son como calcetines, muy muy calentitos, son muy aconsejables por su ductilidad y por la facilidad para ponerlos. Su forma es como unas botas safari (pisamierdas) de adulto, pero muy suaves y blanditas.
Y para esos días gélidos tenemos unas botas patucos de mediacaña, de dos capas: las dos son tejido polar. Estas abren y cierran con un pequeño velcro. Suben hasta media pantorrilla y so dejan ni un huequito para que pase el frio.
Aunque no se sabe con certeza cuándo empezaron a utilizarse los patucos de bebé en España, se cree que su uso se remonta al siglo XIX. En aquella época, la ropa de los bebés solía ser muy sencilla y los patucos se confeccionaban con telas suaves y cálidas para proteger los pies de los bebés del frío.
Durante los años 20 y 30 del siglo XX, los patucos de bebé se convirtieron en un complemento indispensable en la ropa de los más pequeños. Las madres solían tejerlos a mano con lana o algodón, y algunos modelos incluso incluían botones o lazos para que se ajustaran mejor a los pies de los bebés.
En los años 60 y 70, con la llegada de la moda infantil, los patucos de bebé se empezaron a confeccionar con telas más variadas y estampados más coloridos. También se popularizó el uso de patucos a juego con la ropa del bebé, lo que les daba un toque más sofisticado.
Hoy en día, los patucos de bebé son una prenda básica en cualquier armario de recién nacido. Además de ser una prenda práctica y funcional, también pueden ser un complemento de moda. Los patucos se pueden encontrar en una gran variedad de telas, colores y diseños, desde modelos clásicos y sencillos hasta patucos con formas de animales o personajes de dibujos animados.
En definitiva, los patucos de bebé han evolucionado a lo largo de la historia en España, pasando de ser una prenda sencilla y práctica a convertirse en un elemento de moda infantil. Pero lo que no ha cambiado es su utilidad y su importancia para proteger los pies de los bebés y mantenerlos calientes.
En primer lugar, es recomendable lavar los patucos con frecuencia, especialmente si el bebé ha estado gateando o jugando en el suelo. Puedes lavarlos a mano o a máquina, siguiendo las instrucciones de la etiqueta y utilizando un detergente suave.
Otro consejo importante es secar los patucos adecuadamente después de lavarlos. Si los dejas húmedos o los pones en la secadora, podrían encoger o deformarse. En cambio, es mejor dejarlos secar al aire libre, preferiblemente en un lugar ventilado y a la sombra.
Por último, es importante almacenar los patucos en un lugar seco y limpio, alejado de la humedad y el polvo. Si los patucos están sucios o huelen mal, es recomendable lavarlos antes de guardarlos. También es buena idea tener varios pares de patucos para poder cambiarlos con frecuencia y mantenerlos limpios.
En definitiva, mantener los patucos de tu bebé limpios y cuidados no requiere mucho esfuerzo, pero es esencial para garantizar su higiene y durabilidad.
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